ISLA CHIRA
La Isla Chira es una de
las más grandes islas que posee Costa Rica, ubicada en el Golfo de Nicoya, con
una extensión de 43 kilómetros cuadrados (Morales & Chaves, 2012), y
pertenece a la provincia de Puntarenas. Posee
una población de 3000 individuos, aproximadamente. Posee una vegetación
extraordinaria, con presencia de bosque tropical seco, asimismo la presencia de
hermosos manglares.
Su historia se remonta
desde tiempos precolombinos, los primeros que llegaron fueron de zonas costeras
de Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia y Venezuela. Existe evidencia de
cerámica que se encuentra en la Isla como cántaros de pájaros, loza de platos,
muy bien labradas y demás vasijas de arcilla, entre otros hallazgos, como
flechas, semillas tales como el cacao, maíz; además. Todos los trabajos hechos
en arcilla son producto de la industria alfarera, los trabajos en arcilla y
cerámica poseen diversos colores, como rojo, verde; que ha hecho de los
actuales pobladores una práctica y precisión en la manufactura que pone de
manifiesto la herencia de los alfareros precolombinos (Alfaro, s/f).
Se cree que los
antiguos habitantes de la Isla Chira tuvieron un parentesco con los aborígenes
corobicíes, quienes fueron desplazados por los chorotegas al asentarse en la zona
de Guanacaste. Su conquista se debe a las expediciones llevadas a cabo por los
tenientes Juan de Castañeda y Hernán Ponce de Léon, quienes provenían de Panamá
en 1519, quienes llegaron a la península de Nicoya. Quien tomó posesión de la
Isla Chira fue Pedrarias Dávila, en 1526. Cabe señalar, que se practicaba el comercio
de esclavos indígenas, además, la Isla Chira ha de ser un punto clave para
rutas comerciales (Mata, 2002).
Hoy día, la población
que habita la Isla Chira, subsiste de la pesca, pues poseen escasas fuentes de
empleo. Las actividades presentes en la Isla Chira son el turismo comunitario,
donde se puede practicar la pesca artesanal, después de todo, la presencia de
una vida sencilla ayuda a las personas a sentirse mejor en éstas zonas. Actividades
que surgen de grupos de mujeres organizadas para que el turista logre conocer
los manglares, anidación de aves, y practicar las tareas tradicionales. Estas
mujeres organizadas lo hacen con el propósito de sustentar a sus familias. La
Asociación Eco-turística Damas de Chira, son quienes trabajan para la
conservación de la fauna y flora de la Isla, además combaten problemas
ambientales, como la incendios forestales y la grave contaminación por el
inadecuado manejo de los residuos sólidos. Estas mujeres arrancan el proyecto
en 2002, con la intención de promover el turismo rural, este proyecto ha
generado impactos positivos en el aspecto socioeconómico. Instituciones
públicas, como el MINAET, el MAG, IMAS y la Universidad Nacional, han brindado
apoyo para el impulso de programas que favorecen el desarrollo del turismo rural,
ofreciendo capacitaciones y financiamiento que sirven para una manifestación de
consciencia con el fin de preservar el medio ambiente y para ayudar al
desarrollo de infraestructura que permita el crecimiento económico y cultural
de la población (Damas de Chira. Consolidación del turismo rural comunitario en
la Isla de Chira).
Existe un problema que
surge como consecuencia de vivir en una zona marítima, se trata sobre la
legitimidad de las tierras y, por consiguiente, que se realice alguna actividad
en la zona. A luz de este problema, se crea un plan regulador para la Isla
Chira, proceso que se realiza en 2008 para mejorar la calidad de vida de los
pobladores de la zona. Como anteriormente se planteó, la isla ha estado ocupada
desde la colonización, esto ha provocado que el 90% de las tierras pertenezcan
a un 10% de la población, lo que implica que pocas tierras sean legitimadas
para los pobladores de la Isla (Morales & Chaves, 2012). Se pretendió, con
el Plan Regulador, brindar una cantidad justa para que los pobladores logren
desarrollar ciertas actividades económicas, pero esto generó un conflicto con
los terratenientes. Además, la actividad pesquera estaba limitada por la
escases de recurso en el Golfo de Nicoya, lo cual, se incorporó como una
actividad turística, ocasionando malestar en la población. Surgen áreas
exclusivas para la pesca, y con base a esto, se crea el Área Marina de Pesca
Responsable, por lo tanto, cualquier pescador debe acogerse a la regulación.
Con esto, se pretende que en el área de pesca permitida se respete y proteja de
manera sostenible los recursos marinos y el impulso económico de los pescadores
(Salas, Salazar & Arias, 2012).
Otro proyecto que se ha
creado en la Isla, es el de Turismo Rural de la Asociación de Pescadores Cuerderos de Palito de Chira (Asopecupachi),
creada en 2003 para proteger los arrecifes de la comunidad de Palito, en Isla
Chira. Las capacitaciones para estos individuos van desde enseñarles a proteger
el medio ambiente, asimismo interpretar senderos e instruirse como guías y
compartir sus mitos, costumbres y su gastronomía con los turistas que visitan
el lugar.
De manera de
conclusión, la Isla Chira es un atractivo costarricense que sufre los problemas
ambientales similares a otras zonas, por la sobre explotación, la ganadería
extensiva, y el inadecuado tratamiento de residuos sólidos, por esta razón, es
crucial brindar apoyo a la Isla. Además, se asienta una población que ha sido
víctima de la centralización que sufre el país, obligándoles a crear maneras de
subsistencia que deterioran el ambiente, asimismo las instituciones públicas de
Costa Rica, ha sido de gran influencia para investigaciones sociodemográficas.
Bibliografía.
Alfaro, Anastacio
(s/f). La cerámica de Chira. Revista de
Costa Rica. Pp254-256. Recuperado de: http://www.sinabi.go.cr/biblioteca%20digital/articulos/Alfaro%20Anastasio/Arqueologia%20antropologia%20historia/La%20ceramica%20de%20Chira.pdf
Community Action Global
Impact (s/f). COS/05/43. Damas de Chira.
Consolidación del turismo rural comunitario en la Isla de Chira. Recuperado
de: https://sgp.undp.org/index.php?option=com_sgpprojects&view=projectdetail&id=9476&Itemid=205
Mata, Tous (2002). La conquista de la Gran Nicoya.
Recuperado de: http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/701/TOUS_B.pdf?sequence=4
Morales, Z., Félix &
Chaves, B., Karla. (2012). APORTE DE LOS
PROCESOS PARTICIPATIVOS EN EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL: CASO DEL PLAN REGULADOR
COSTERO DE ISLA CHIRA Y LA ZONIFICACIÓN FINAL PROPUESTA. Rev. Reflexiones/Jornadas
de Investigación Interdisciplinaria: 285-296. Recuperado de: https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2&cad=rja&uact=8&ved=0CCUQFjAB&url=http%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fdescarga%2Farticulo%2F4796674.pdf&ei=yn9-VPOkLIHRgwTMuoTIDg&usg=AFQjCNGX-sEurUenjpcefpSfckoljj4c6w&sig2=yVUBBwdOtYh_c7Qz_3-0lg
Puntarenas Monteverde2.
(2007, 14 de mayo) Puntarenas, islas del
Golfo, y Monteverde. pp73-90. Recuperado de: http://www.canturural.org/jos/docs/73-90-puntarenas-monteverde2.pdf
Salas, E.; E. Ross
Salazar & A. Arias (Eds.). 2012. Diagnóstico de áreas marinas protegidas y áreas
marinas para la pesca responsable en el Pacífico costarricense. Fundación
MarViva. San José, Costa Rica. 174 pp.